El martes, 6 de Enero, mientras celebrábamos el día de Reyes, el ejercito israelí disparó fuego de mortero contra una escuela en la Franja de Gaza. Se trata de la escuela al-Fakhora, de la ONU, donde se refugiaban cientos de civiles, causando más de 40 muertos. Esto ocurre después de 11 de ataques masivos sobre Gaza que han causado ya más de 600 muertos.
Tras esta barbarie, se decidió (por fin) el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, a romper su silencio sobre la matanza que está causando el ejercito israelí. Su intervención merece ser valorada: "fuente de profunda preocupación". Indignación es lo que me produce a mi leer semejante actitud. ¿Este era el llamado a cambiar la visión que de la política americana tenemos en el resto del mundo?.
Ninguna de las excusas que se dan para justificar esta masacre puede convencernos:
- En Gaza el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás no se hizo con el poder por la fuerza. Ganó las elecciones con un 65 % de apoyo de los palestinos. Desde ese momento sufrió el aislamiento y el acoso de Israel, que junto con EE.UU. facilitaron su confrontación con Al Fatak (facción a la que dieron el apoyo, incluyendo armas). El objetivo era quitar del gobierno a Hamás. Es decir, se incentivó el enfrentamiento entre los palestino.
- La culpa de la ofensiva es de Hamás por seguir lanzando cohetes. Es cierto que Hamás tiene una actitud que puede facilitar el aumento de la violencia, pero desde que ganó las elecciones, la Franja sufre un bloqueo que impide el paso de medicinas y productos básicos. No se ha permitido muchas veces el paso de ayuda de Naciones Unidas, en contra de las leyes internacionales y humanitarias.
- Israel sólo se defiende de los ataques palestinos y busca la infraestructura terrorista de Hamás. Deberíamos valorar el poder de los ataques de unos y otros, pensar si la respuesta israelí no excede en mucho el daño recibido. Observar y sentir en nuestra piel, la cantidad de gente inocente, de niños (¿milicianos de Hamás?), de refugiados que huyen de los bombardeos, ...
En fin, es terrible que el mundo no haga nada para acabar con esta crueldad. Por eso, desde aquí quiero decir: NO A LA GUERRA.
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